Verificación y combate a la desinformación con IA

La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta clave para la verificación periodística frente a la desinformación. | Ulises Castellanos

En un ecosistema mediático cada vez más saturado y caótico, donde la desinformación se propaga a la velocidad de un clic, la función de verificación del periodismo se ha vuelto más crítica que nunca. Paradójicamente, la misma inteligencia artificial que puede ser utilizada para crear contenido engañoso a una escala masiva también ofrece un poderoso arsenal de herramientas para detectarlo y combatirlo.

Aunque ya hemos hablado en este espacio sobre la IA, sus retos y oportunidades, no debemos bajar la guardia frente a los cambios que se dan a diario en nuestro ecosistema mediático.

Esta semana desayuné con el director editorial del diario El Economista, Luis Miguel González, quien ocupa ese puesto desde 2009 y es licenciado en Economía por la Universidad de Guadalajara, con especialización en periodismo económico y experiencia en diversos medios impresos y de radio y televisión; en esa charla, buena parte de la conversación giró en torno al periodismo y la necesidad de reflexionar sobre el impacto de la Inteligencia Artificial en nuestra comunidad.

Es claro que la IA está equipando a los periodistas con capacidades forenses digitales avanzadas, permitiéndoles analizar y verificar contenido textual y audiovisual con una precisión y eficiencia sin precedentes. Sin embargo, esto ha dado lugar a una «carrera armamentista» tecnológica, donde los periodistas debemos innovar constantemente para mantenernos a la vanguardia de las técnicas de manipulación cada vez más sofisticadas.

La verificación y combate a la desinformación con inteligencia artificial (IA) se basa en el uso de algoritmos avanzados que analizan patrones, lenguaje y contexto para detectar y filtrar contenidos falsos o engañosos en tiempo real. La IA puede identificar imágenes, videos y textos manipulados mediante técnicas como el análisis de metadatos, reconocimiento de anomalías en imágenes (por ejemplo, detalles irregulares en dedos o sombra), y detección de deepfakes, que son falsificaciones muy sofisticadas en audio y video, y que también ya hemos tratado aquí antes.

Además, la IA ayuda a monitorear la propagación de noticias falsas, especialmente en redes sociales, y permite crear herramientas que asisten a los verificadores humanos (fact-checkers) para agilizar la identificación y contraste de información errónea en múltiples idiomas y formatos (texto, audio, imagen, video). Así, se mejora la sensibilidad (detección correcta de bulos) y especificidad (no clasificar contenido auténtico como falso) en la verificación.

Este uso de la IA es fundamental frente al crecimiento exponencial de la información en línea y la sofisticación de los generadores automáticos de contenido falso. La combinación de análisis semántico, patrones de difusión y verificación en tiempo real permite enfrentar contextos críticos como procesos electorales, fortaleciendo la confianza en los medios y las instituciones.

No obstante, existen desafíos éticos y técnicos, tanto en el mundo como en México que reclaman, que los sistemas de IA apoyen y no reemplacen completamente al trabajo humano, ya que la confianza y el control siguen siendo esenciales. En paralelo, se promueven normativas y colaboraciones globales para regular el uso de IA generativa y proteger la integridad informativa.

Sin embargo, hace falta un espacio de reflexión ordenada que sume a las mejores voces sobre estos temas, antes de que nos rebase el futuro.

 

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