26 de abril de 2024

Espionaje, amenaza “existencial” para el periodismo de investigación

La ONG afirmó que es necesario mejorar la regulación para la venta de software espía en el mundo.

El desarrollo de programas espías cada vez más sofisticados supone una amenaza “existencial” para el periodismo de investigación, e incita a las fuentes a callarse, alertó el jueves el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) en un nuevo informe en el que pide actuar.

“Para mí está claro que muchas personas tienen miedo de hablarme. Mucha gente tiene miedo de escribirme, de que mi teléfono esté siendo vigilado”, explica en este informe la periodista marroquí Aida Alami, que trabaja para The New York Times.

En México, el país más letal para los periodistas en el hemisferio occidental, se descubrió que algunos de ellos fueron espiados, pese a las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador de acabar con la vigilancia ilegal, asegura Luis Fernando García de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).

“Desgraciadamente, la situación reguladora y la capacidad de las autoridades para interceptar las comunicaciones siguen intactas”, asegura García, cuyo grupo apoya a los periodistas que han sido objeto de espionaje con Pegasus, un programa informático desarrollado por la empresa israelí NSO Group en el verano boreal de 2021.

Para el húngaro Szabolcs Panyi, periodista de la publicación digital Direkt36, cuyo nombre apareció en la lista de personalidades espiadas por Pegasus, “el mayor miedo actualmente es que este caso tenga un efecto disuasivo en las fuentes” y sea “un obstáculo para nuestro trabajo durante mucho tiempo”.

Más preocupante para el CPJ es que “los viejos métodos de defensa no funcionan” contra la “nueva generación de programas espías”, que pueden infiltrarse en un teléfono sin que el usuario abra un enlace o descargue un documento adjunto, sino simplemente mediante un simple “llamada sin respuesta”, o un “SMS invisible”.

El comité, que detalla casos de cuatro países (México, Hungría, Marruecos e India), advierte que “incluso en las sociedades democráticas, la voluntad política de limitar los programas informáticos espías” con fines de lucha contra el terrorismo “puede fallar”.